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Atesora el ritual de sueño y se un remanso para tu peque.

Alguna vez te has cuestionado si la ley de Murphy existe, pues yo sí. En estos años de maternaje me he encontrado en más de una ocasión haciéndome esa pregunta. En especial, cada vez que agendaba una reunión de trabajo o un “Instagram live” para luego de la hora de acostar a los peques. Era matemático, a pesar de que tenía especial cuidado con sus horarios y rutina de sueño, esos días los peques se dormían más tarde. Me permito explayarme, mis peques se duermen entorno 20:00 u 20:30 horas, pero si ese día tenía una reunión a las 21:00, llegaba esa hora y aún seguían despiertos.

Lo curioso era que yo intuía que eso pasaría. Volviendo a la ley de Murphy y a su principio de diseño defensivo, era capaz de anticipar los errores que al final cometería. Ahora bien, aunque la ley de Murphy parece una respuesta perfecta, no explica racionalmente lo que estaba sucediendo es esos momentos.   

Han pasado algunos meses (hasta años) y tras darle vuelta a la situación en mi cabeza me di cuenta que no estaba haciendo eso que tanto le digo a los padres que hagan durante los acompañamientos a sus peques. Algo tan sencillo como, dejar el día atrás y “entrar como por un tubo” en conexión con ellos. Entonces me pregunté ¿estoy siendo un remanso para acompañar el sueño de Leo y Mandy? ¿estoy aquí con ellos plenamente? ¿qué les esta expresando mi cuerpo?.

La respuesta estaba ahí enfrente de mis ojos y no la veía. Me acompañaba una sensación de perdida de la sensibilidad materna mezclada con culpa por tener que irme a trabajar. Por su parte, mis peques estaban respondiendo de manera opuesta a lo que deseaba, estaban activos y resistidos a dormirse y yo alterada, sin lograr responder de manera apropiada y contingente a sus necesidades.

¿Por qué?

Porque mi cuerpo transmitía esa molestia o desagrado, mi mente no paraba de pensar “me quedan 10 minutos, no se van a dormir”, mi tono de voz era frío a pesar de decirles lo habitual: “es hora de cerrar sus ojitos y dejar descansar sus cuerpitos”. 

Estaba desconectada. Ellos lo percibían y me lo decían de una forma tan clara que no eran necesarias las palabras. Este es el punto, los peques no son verbales. Desde un plano más técnico, los bebés y niños pequeños desde su nacimiento, en especial durante la etapa pre-verbal, se comunican mediante  gestos y señales.

Lo que quiere decir que, su lenguaje corporal y las expresiones gestuales están ampliamente desarrolladas para manifestar sus necesidades, sensaciones y sentimientos a sus cuidadores, así como para reconocer en sus cuidadores sus necesidades y estado emocional sin necesidad de utilizar el lenguaje verbal. 

RUTINAS, RITUAL Y HÁBITOS

Hoy puedo decir que durante esos días convertía sin darme cuenta nuestro ritual de sueño en una rutina. Sí, mis peques realizaban una secuencia de actos útiles y supervisados (lavado de dientes, pijama, cuento, contar alguna experiencia de su día y abrazo) pero sin sentido, porque yo no estaba plenamente con mi cuerpo, con mi voz y ni anímicamente.  Ellos lo percibían y les generaba resistencia e incomodidad al momento de dormirse. 

Esto me lleva a compartirles un fragmento del libro “El Principito” dónde el zorro le explica al principito que los rituales pueden diluir la monotonía de la vida:

“Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero si me domesticas, mi vida se llenara de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferentes de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder debajo de la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como la música. Y además ¡mira! ¿ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color oro.Cuándo me hayas domésticado será maravilloso. El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo…» 

El hecho de repetir una acción con la presencia de un ser querido humaniza la rutina y la convierte en un ritual, en el que la ilusión de tu peque de compartir contigo ese momento antes de dormirse, le da sentido al encuentro. Esto los lleva a querer estar ahí y disfrutar de ese momento.

Es el ritual de sueño y no la rutina, la condición necesaria para crear hábitos de sueños saludables. Ahora bien, cómo hacer para poder “entrar como por un tubo” en conexión con nuestros peques. 

Te comparto algunas sugerencias que pueden ayudarte:

  •  Enfócate en disfrutar ese momento.
  • Procura dejar el celular afuera de la habitación de tu peque.
  • Si te notas alterada procura realizar un par de respiraciones antes de comenzar con el ritual de sueño o si tu peque tiene 3 o más pueden hacerlo juntos.
  • Observa a tu peque y repasa tu postura corporal, tu voz.
  • Pide ayuda. Si sientes que no vas a poder estar plenamente durante el ritual de sueño, da las buenas noches a tu peque y sal de la habitación. 

Me encantaría conocer tus historias acerca de cómo la ley de Murphy, y su principio de diseño defensivo se ha hecho patente en tu vida y la de tus hijos, porque según reza el refrán “quien canta sus males espanta” y para mí, quien se ríe, los espanta más.

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2 comentarios

  1. Desde la primer semana trate de armar rutina de sueño baño ,luz tenue,ruido blanco etc logro que duerma pero 2 am se despierta y ahí comienza el caos ,me siemto muy estresada, a punto del colapso

    1. Hola Natalia!

      el sueño de los bebés es muy distinto al de los adultos en estructura y necesidades. Es normal que tes sientas frustrada tras sentir que, al hacer todo lo que le ayudaría a dormir no le funciona. No sé que edad tiene tu peque, aunque me gustaría decirte que las rutinas, por ejemplo, no han demostrado tener un impacto significativo en el sueño de los bebés durante al menos los primeros 6 meses.

      A veces, lo mejor es entender cuáles son las necesidades de sueño de tu peque a su edad, ajustarla a tu situación y posibilidades y así encontrar un equilibrio para que no te desborde la situación. Por otro lado, muchas veces nos enfocamos en la noche y nos olvidamos de su día (actividades, comidas, siestas) que tienen un impacto directo en su sueño nocturno.

      Abrazo!

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